miércoles, 5 de junio de 2013

Searching for Sugar Man

Un documental sobre un músico desconocido en Estados Unidos e ídolo de masas en Sudáfrica en el que, curiosamente, es más interesante lo que no tiene que ver con la música que la propia música.



Habiendo superado a duras penas el shock que me produjo ver el brillante, sobrecogedor e impactante capítulo de la serie Juego de Tronos "Las lluvias de Castamere", hoy he ido a ver Searching for Sugar Man, un documental disponible en versión original subtitulada (lo cual a veces resulta un estímulo, sobre todo por su escasez) en unos cines céntricos de Bilbao. ¿Puede resultar interesante la historia de un cantante de folk estadounidense que en los años 70 publicó dos albumes de estudio que no tuvieron ningún exito? La respuesta es... sí, sin ninguna duda. No exagero si digo que será una de las mejores películas que vea estrenadas durante este año 2013.

La historia del documental comienza en Sudáfrica de la mano de Stephen Segerman, un dueño de una tienda de música que nos cuenta de dónde le viene el apodo de Sugar mientras de fondo suena Sugar Man, una canción de Sixto Rodríguez de fondo. Y os preguntaréis, ¿quién es Sixto Rodríguez? A esa pregunta pretende responder este documental que, como indica su nombre, comienza con la historia de la búsqueda del propio Rodríguez por parte del mismo Segerman y, fundamentalmente, de Craig Bartholomew, periodista musical sudafricano. Y es que según avanza el documental descubrimos que Rodríguez, aunque desconocido y marginal en Estados Unidos (un responsable de una de las discográficas que publicó los albumes de Rodríguez afirma socarronamente que se debieron vender seis copias de sus discos en Estados Unidos: una suya, otra de su mujer y otra de sus hijas) era todo un ídolo en la Sudáfrica del apartheid, donde llegó a vender medio millón de discos

La mención al apartheid le sirve al documental para remontarse a los felizmente superados años del apartheid, si bien las diferencias sociales entre blancos y negros están lejos de haber sido superadas en aquel país, pero ésa es otra historia. Y es que Searching for Sugar Man nos descubre que en aquellos años 70, Sixto Rodríguez era referencia para todo blanco liberal que estuviese en contra del apartheid. No sólo eso, este cantante pop también influenció a muchas de las bandas de aquella época, nos cuentan. Esta parte del documental nos sirve para rememorar algunas escenas de la Sudáfrica de entonces, la lucha mundial contra el apartheid o para conocer los métodos de censura de la época. Si se le puede poner un pero a esta parte, es que toda esa historia nos la cuentan personas blancas y, en su mayoría, hombres.

Tan famoso era Rodríguez en el país africano que surgieron distintas leyendas en torno a su muerte: que se había dado fuego en directo, que se había pegado un tiro con una pistola al finalizar un concierto...  En los años 90 se reeditaron sus discos allí, en formato CD. Segerman, el dueño de la tienda de música con el que abría el documental, nos cuenta que escribió una breve reseña en el libreto del CD donde daba cuenta de su paradero desconocido, al menos en Sudáfrica, y hacía un llamamiento a que alguien investigase su paradero. El periodista musical Craig Bartholomew muerde ese anzuelo y, en los mismo 90, comienza dicha busqueda, en un viaje que nos lleva de Sudáfrica a Estados Unidos y vuelta. Con los medios de la época, este incansable reportero pone en marcha una página web para conseguir información sobre este músico fetiche. Poco a poco, se va haciendo la luz. Uno de los productores de sus discos en Estados Unidos les informa de que, lejos de haberse suicidado, Rodríguez está vivo y reside en Detroit. Posteriormente, una de sus hijas accede a la web del propio Bartholomew y les informa de que es la hija de Sixto Rodríguez.

A partir de este momento, el documental se centra casi en exclusiva en Rodríguez y su familia. Sus hijas nos cuentan el trasfondo familiar: gente de clase trabajadora mezcla de inmigrantes europeos, mexicanos y nativos americanos. Y el propio compositor americano nos habla de sí mismo. Descubrimos que, tras abandonar la música, se ha dedicado a la albañilería, un trabajo que estima. Algunos de sus compañeros nos ayudan a hacernos un retrato más completo de quien podríamos describir como un obrero bohemio, amante de la música. Sus hijas explican cómo su padre siempre se ha dedicado a trabajar en favor de las personas y sectores más desfavorecidos, pero también que durante sus respectivas infancias siempre intentaba que ellas estuvieran en contacto con la cultura y el arte. Incluso, descubrimos cómo este músico retirado se presentó en varias ocasiones nada menos que a la alcaldía de Detroit. Lamentablemente, esta ciudad americana no pudo estar representada por un músico retirado de clase obrera. El retrato de Rodríguez es el de una persona humilde, que vive en la misma casa donde ha vivido los últimos 40 años, consciente de sus orígenes y por ello comprometido.

Por si todo esto fuera poco, Searching for Sugar Man también narra la visita que el propio Rodríguez y su familia hacen a Sudáfrica en 1998, en loor de multitudes. Entrevistas en la televisión, conciertos repletos de gente, hoteles... todo esto es parte de la gira que llevan a cabo por todo el país africano.

Como os podéis imaginar, la música de Rodríguez es una parte fundamental de todo el documental. Además de mostrarnos la belleza de sus composiciones, nos muestra la temática de muchas de sus canciones, en un imprescindible complemento al resto de la historia de Searching for Sugar Man. Finalmente, la fotografía de Sudáfrica resulta espléndida y completa un brillante retrato, merecidamente ganador del Oscar al Mejor Documental. Muy recomendable.

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