sábado, 6 de julio de 2013

Cine sobre el conflicto palestino-israelí: Inch'Allah

Una interesante visión sobre el conflicto palestino-israelí, alejada de visiones maniqueas o panfletarias, aunque posicionándose del lado más débil.


El conflicto palestino-israelí se alarga a lo largo de todo el siglo XX. Consecuencia de esa prolongación temporal y, sobre todo, de su importancia geopolítica, este conflicto se ha visto plasmado en el cine en numerosas ocasiones, en muchos casos a través de documentales como To shoot an elephant o Peace, propaganda and the promised land, pero también por medio de películas de ficción como Hanna K. del director greco-francés Costa-Gavras, o la infame Munich, de Steven Spielberg. Hace unas semanas se estrenaba una nueva obra en torno a esta contienda, que se extiende durante ya demasiadas décadas gracias a la complicidad de los Estados Unidos, principal aliado del Estado hebréo a la hora de llevar adelante sus políticas criminales contra el pueblo palestino. Hablamos de Inch'Allah, película canadiense de Anaïs Barbeau-Lavalette, quien también es responsable del guión.

No me resultó una película redonda, pero sí lo suficientemente interesante como para ser recomendada. La historia que nos cuenta Barbeau-Lavette gira en torno a Chloé, una joven médica que decide prestar sus servicios en la sede que la UNRWA (organización de Naciones Unidas dedicada a la ayuda a refugiados) tiene en los Territorios Ocupados Palestinos. La película comienza con la misma secuencia con la que termina: una mujer palestina en Israel a punto de cometer un atentado suicida. Un plano-secuencia magistralmente desarrollado por Barbeau-Lavalette. A partir de esa secuencia inicial se desarrolla la historia que la directora nos quiere contar. Una historia contada con una gran sensibilidad en la que, si bien quien está detrás de la cámara muestra una cercanía a la causa palestina, se aleja de planteamientos maniqueos respecto al otro bando. Nuestra protagonista, si bien trabaja en territorio palestino, vive en Israel, con lo que a través de su mirada podemos ver los dos bandos del conflicto. Esta visión de ambos lados se ve resaltada por el hecho de que su mejor amiga está llevando a cabo el servicio militar israelí. La cámara de la directora destaca la opulencia israelí (discotecas, pubs y grandes zonas comerciales) frente a la miseria de los territorios palestinos, pero vence la tentación de presentar a los militares israelíes como monstruos sedientos de sangre, sino más bien como fieles cumplidores de sus obligaciones como protagonistas secundarios de un secular conflicto. Tanto la amiga israelí de nuestra protagonista canadiense como el resto de sus compañeros asumen que su labor es la que es, sin valorar las consecuencias morales de sus acciones.

Esta obra canadiense nos muestra, a través de las experiencias de los amigos palestinos de Chloé, la realidad de las micro-opresiones cotidianas a las que se enfrenta este pueblo, además del tratamiento sesgado, por no decir invisibilizador, por parte de los medios de comunicación en Israel. En ese sentido, visibiliza, de una forma muy sensible y humana, el progresivo proceso de desesperación que lleva a los hombres y mujeres de ese pueblo a convertirse en suicidas, con el clímax de la secuencia en la que su amiga . Pero Inch'Allah también muestra la impotencia de una occidental que se encuentra en medio del fuego cruzado, del odio avivado por unas políticas criminales desarrolladas durante décadas y ante el cual nuestra joven doctora sufre la incomprensión de ambos bandos. Una incomprensión que, sin duda, es comprensible puesto que Chloé tiene una alternativa de la que ni israelíes ni, sobre todo, palestinos disponen: volver a su hogar. Un hogar del que tenemos noticia a través de las conversaciones que nuestra médica tiene a lo largo de la película con su madre, a través de las cuales se nos transmite una doble nostalgia: la que Chloé siente por la bella vivienda que su familia tiene al lado del río en Canadá, y la que su madre le comunica en cada ocasión en la que charla con su hija.

Expresaba anteriormente que la película no me resultó del todo redonda. La razón principal es que echo en falta una mayor profundización en el personaje de Chloé, en sus motivaciones para acudir a Palestina para ayudar a ese pueblo, en su pasado personal. No obstante, me pareció un filme muy recomendable y que refleja la realidad cotidiana de un conflicto que se ha alargado innecesariamente durante demasiado tiempo y que, pese a ser objetivamente sencillo de resolver, resulta casi ilusorio pensar que tal resolución vaya a darse a corto plazo.

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