domingo, 20 de enero de 2013

Balada triste de trompeta

Nueva muestra de surrealismo y personajes frikis y perturbados por parte de de la Iglesia, con la guerra civil y el franquismo como telón de fondo.



En el año 2010 se estrenaba Balada triste de trompeta, película del bilbaíno Alex de la Iglesia. La película generaba muchas expectativas, entre otras cuestiones porque se presentaba como una película sobre la guerra civil española, y quizá ésta es una de las razones por la que la película no logra superar dichas expectativas. Pero vayamos por partes, como decía Jack el Destripador.

Balada triste de trompeta comienza con una representación de un circo de payasos en 1937, en medio de la guerra. Dicho circo es militarizado por el Ejército republicano, y sus integrantes en seguida tendrán que demostrar sus dotes militares, incluido el payaso interpretado por Santiago Segura. Posteriormente, este mismo payaso acabará participando en la construcción del Valle de los Caídos, del que le intentará salvar su hijo Javier. Dicho hijo, con el paso de los años, seguirá los pasos de su progenitor y se convertirá en payaso, concretamente en un payaso tonto, que nunca sonríe. Este payaso tiene como compañeros de trabajo, entre otros, a Sergio y Natalia, payaso y trapecista respectivamente. Sergio y Natalia mantienen una relación bastante insana, pues él la maltrata constantemente. Sin embargo, ella se siente atraída por él, en una relación de lujuria. Natalia también siente afecto por Javier, y no es capaz de decidirse por uno de los dos.
Decía antes que presentar la película como una obra sobre la guerra civil contribuía a que no superara nuestras expectativas. Y es que, en mi opinión, la guerra civil y el franquismo son en Balada triste de trompeta tan sólo una excusa, un telón de fondo accesorio con el que contar una historia, una historia en la que aparecen las mismas características que hacen distinguible el cine de Alex de la Iglesia: violencia hiperbolizada, surrealismo y personajes marginales y frikis, entre otras muchas. He de reconocer que a mí esas características me resultan un tanto repetitivas, y además creo que en otras de sus películas, como El día de la bestia o La comunidad, están mejor representadas y desarrolladas.

El lenguaje cinematográfico


Una característica reseñable de Balada triste de trompeta es su prolijo lenguaje cinematográfico. En efecto, a lo largo de la película hay numerosas referencias a películas clásicas. Ya al inicio, en el ataque del ejército republicano contra los franquistas, se puede apreciar un estilo "tarantinesco", con claras referencias a algunas de sus últimas películas, como Kill Bill o Malditos Bastardos. Pero no sólo eso, dicha secuencia es un guiño, al menos en opinión de quien esto escribe, al tiroteo final de Grupo Salvaje, de Sam Peckinpah. La forma en que los republicanos se lanzan hacia los golpistas y, sobre todo, el momento en que el oficial republicano es masacrado hace que nos venga a la cabeza el desafortunado final de William Holden y su grupo.

Podemos encontrar otra referencia cinematográfica en la secuencia en que el payaso protagonista es perseguido por la guardia civil a lo largo de un túnel. Esta secuencia hizo que me sintiera como si estuviera viendo de nuevo El fugitivo, y el payaso fuese Harrison Ford y la guardia civil Tommy Lee Jones.

Y la última referencia, y para mí la más clara, ocurre al final de la película. En el momento en que Javier, Sergio y Natalia están escalando el Valle de los Caídos referencia claramente el final de Con la muerte en los talones.

La guerra civil en el cine

Excede la función de esta crítica el tratar en profundidad las obras cinematográficas realizadas sobre la Guerra Civil española, pero no puedo dejar de mencionar lo decepcionante que resulta el tratamiento de dicha contienda en el cine realizado en el Estado Español. En muy pocas ocasiones aparece suficientemente resaltado que en julio de 1936 se produce un golpe contra un gobierno elegido a través de un proceso electoral, sino que en películas como La vaquilla, de Berlanga, o Soldados de Salamina, de David Trueba se reproducen tópicos como el de "las dos Españas" o que la guerra civil fue una "guerra entre hermanos" Es cierto que en los últimos años se han estrenado algunas películas, como Izarren Argia, Los girasoles ciegos o La buena nueva, que han roto con esa dinámica, probablemente al albor de la famosa Ley de la Memoria Histórica aprobada por el gobierno Zapatero y el trabajo (previo y posterior a dicha ley) realizado por muchas asociaciones en torno a dicha Memoria Histórica, pero está por ver si en los próximos años ese camino seguirá adelante o por el contrario tendremos que seguir soportando ese discurso cobarde y pusilánime.

No hay comentarios:

Publicar un comentario