jueves, 10 de enero de 2013

La soga

Magistral ejercicio del plano secuencia por parte del mago del suspense. 

 




Había oido hablar de esta película antes de verla, así que iba sobre aviso. No obstante, el ejercicio de ver una película de 77 minutos rodada en un único plano-secuencia resulta simplemente deslumbrante. Y que esa película no resulte pesada ni repetitiva, sino todo lo contrario, es algo que sólo está al alcance de genios como Alfred Hitchcock. Es ésta una película de 1948, realizada antes de algunos de sus éxitos más conocidos para el gran público como Vértigo, La ventana indiscreta o Crimen perfecto, de la mano de uno de sus actores fetiche: James Stewart.


La película comienza con un asesinato cometido por los dos protagonistas: Phillip y Brandon. Desde el primer momento aparecen dos elementos que posteriormente tendrán mucha importancia en la historia: el arman del crimen, una soga, y el arcón donde los dos homicidas ocultan el cadáver. Posteriormente, ambos comienzan a planificar la fiesta que van a celebrar posteriormente, a la que comienzan a llegar los invitados, incluido su viejo maestro Rupert Cadell.

Decía anteriormente que es una película hecha en un sólo plano secuencia. En realidad, la secuencia se interrumpe un puñado de ocasiones, debido a que los proyectores de la época no tenían la suficiente cinta como para grabar de forma continuada.

En La soga aparecen algunos de los elementos más habituales en el cine del director británico, como son la querencia por los escenarios cerrados o la obsesión de los protagonistas por el crimen perfecto. Un elemento importante en el desarrollo de la trama es la dualidad y el antagonismo entre los dos principales protagonistas. Mientras Phillip muestra una personalidad pasiva e insegura, su amigo Brandon es seguro y altanero, una cualidad que será en última instancia su perdición. Esa seguridad sólo es quebrada por la llegada de su antiguo maestro, interpretado por James Stewart, pues es la única persona a la que Brandon respeta intelectualmente. El guión juega de forma inteligente con una cierta ambigüedad moral, defendida por Brandon y, aparentemente, su antiguo maestro.

La soga está basada en una pieza teatral, algo que denota el estar rodada en un sólo plano secuencia y en el que prácticamente toda la película está rodada en un sólo escenario: la casa. Hitchcock dosifica magistralmente la tensión a lo largo de la película, a través del enfoque de la cámara al arma del crimen o las miradas recelosas de James Stewart mientras va, nunca mejor dicho, atando cabos.

Durante la secuencia final, Brandon intenta justificar su crimen en base a las enseñanzas recibidas por su maestro, mientras éste le espeta manipular sus lecciones para justificar una decisión tomada de antemano. Es entonces cuando la acción sale, al menos parcialmente, de la vivienda, ya que el personaje interpretado por James Stewart abre la ventana y lanza algunos disparos al aire. Momentos después la sirena de la policía se escucha desde dentro de la casa. Phillip toca el piano mientras Brandon se bebe una copa.

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